Saltar al contenido
Inicio » Blog » De empleados frustrados a viajeros libres: Cómo cambiamos un trabajo de oficina por el mundo

De empleados frustrados a viajeros libres: Cómo cambiamos un trabajo de oficina por el mundo

Familias que vuelan

Hace unos años, yo me despertaba todos los días con la alarma de las 5:30 a.m., me metía a la ducha medio dormido, desayunaba a las carreras, dejaba a los niños en el colegio y salía a enfrentar el trancón eterno de Medellín. Vicky, mi esposa, hacía malabares entre su trabajo y cuidar a nuestros tres hijos: Jacobo, Guadalupe y Francisco. Todo era una rutina sincronizada… pero sin alma.

Y no era que tuviéramos una mala vida. Al contrario: teníamos trabajo estable, casa propia, salud… “todo en orden”. Pero por dentro, había un eco que retumbaba cada vez más fuerte: ¿esto es todo?.

Cuando el trabajo no te llena (aunque te dé plata)

Trabajaba en lo que había “que trabajar”. Vicky también. Lo que ganábamos se iba en pagar todo lo que una vida ‘normal’ exige: colegio, seguros, cuotas, ropa, salidas los fines de semana… y vuelta a empezar. El ciclo perfecto para apagar los sueños poco a poco, sin que uno se dé cuenta.

Pero entonces nos pasó lo que les pasa a muchos y pocos se atreven a contar:

Nos frustramos. Nos dolía la idea de pasarle este mismo guion a nuestros hijos.

La pregunta que lo cambió todo: ¿y si sí se puede?

Una noche, después de acostar a los niños, hablamos con Vicky como hace rato no hablábamos.

Sacamos papel, lapicero y una pregunta que nos prendió el alma:

¿Qué pasaría si dejáramos todo y saliéramos a conocer el mundo con nuestros hijos?

No sabíamos nada de trabajo remoto, no teníamos miles de dólares ahorrados, y Guadalupe—nuestra hija del medio— es síndrome de Down, lo que en teoría “complica más todo”. Pero aun así, algo en el pecho nos gritaba: es ahora o nunca.

Del escritorio a la nube: cómo hicimos posible el trabajo remoto

Spoiler: no fue de un día para otro.

Pero sí fue paso a paso, con un plan claro y mucha acción.

1. Nos reinventamos profesionalmente: yo empecé a escribir, a ofrecer asesorías, a crear contenido. Vicky fortaleció su actividad laboral y de emprendimiento.

2. Aprendimos sobre trabajo remoto: tomamos cursos, escuchamos podcasts, contactamos gente que ya lo hacía.

3. Creamos una marca con propósito: así nació Familias que Vuelan, nuestra plataforma para inspirar y guiar a otras familias que quieren vivir diferente.

Hoy damos conferencias, escribimos libros (como Familias que Vuelan: Sin piloto, sin miedo, sin fronteras), acompañamos familias de forma personalizada y somos embajadores de marcas con propósito.

¿Y la plata, pues? ¿Eso da para vivir?

Sí. Pero no como te lo enseñaron.

Porque vivir viajando no es vivir de vacaciones, es vivir con intención.

Gastamos menos de lo que solíamos gastar en Medellín, pero invertimos más en experiencias que en cosas.

Vendimos, soltamos, ajustamos… y aprendimos a vivir más ligero.

El trabajo remoto y los ingresos digitales no son una fórmula mágica, pero sí son una oportunidad real si estás dispuesto a salirte del molde.

¿Vale la pena? ¿Y el miedo qué?

Sí, da miedo.

Miedo a soltar la seguridad.

Miedo a quedarse sin ingresos.

Miedo al “¿y si no funciona?”.

Pero también hay otro miedo, más silencioso, que nos dio más duro:

el miedo de mirar atrás dentro de 20 años y pensar “¿por qué no lo intentamos?”

Hoy llevamos más de 20 países recorridos, y cada vez que vemos a nuestros hijos aprendiendo del mundo, a Guadalupe caminando libre entre culturas, a Jacobo conversando en inglés con naturalidad o a Francisco preguntando por volcanes, sabemos que valió la pena.

Y vos, ¿hasta cuándo vas a seguir frustrado en ese escritorio?

No te estamos diciendo que dejés todo mañana.

Pero sí te queremos decir que es posible, y que no estás solo.

Desde Familias que Vuelan estamos creando una comunidad de padres y madres que no quieren seguir en piloto automático. Ofrecemos asesorías personalizadas, conferencias, experiencias de viaje con propósito, y nuestro libro está lleno de herramientas prácticas para arrancar.

¿Te animás a cambiar la silla de oficina por una hamaca frente al mar?

¿Querés dar el primer paso?

• Leé nuestro libro Familias que Vuelan

• Escribinos para una asesoría personalizada

• Sumate a nuestras experiencias para familias

• O simplemente seguí leyéndonos por aquí. Porque lo que te estás preguntando ahora… también nos lo preguntamos nosotros.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× Contacto