Saltar al contenido
Inicio » Blog » Cuando el miedo a lo diferente te estanca: Cómo Guadalupe nos enseñó a volar sin límites

Cuando el miedo a lo diferente te estanca: Cómo Guadalupe nos enseñó a volar sin límites

Guadalupe familias que Vuelan

Hay un miedo silencioso que muchos padres cargan sin decirlo en voz alta.

El miedo a lo diferente.

El miedo a que la vida no salga “como se esperaba”.

A que un diagnóstico cambie el libreto.

A que un camino nuevo lo borre todo.

Nos pasó a nosotros. Cuando nació Guadalupe, con Síndrome de Down, ese miedo se sentó a la mesa con nosotros. Sin invitación. Sin vergüenza. Y nos dijo al oído: “Ahora su vida será distinta. Tal vez más difícil. Tal vez más limitada”.

Y durante un tiempo, le creímos.

Hasta que unos días más tarde decidimos mirar a nuestra hija no como un obstáculo, sino como una guía.

Y eso lo cambió todo.

Lo que creímos que iba a pasar

Cuando Guadalupe nació, Vicky y yo estábamos atrapados en una rutina que parecía segura. Casa, trabajo, colegio, deberes. Teníamos miedo de soltar eso. Pero también teníamos miedo de quedarnos ahí.

Con su llegada, los médicos, las terapias, las etiquetas, nos hicieron pensar que debíamos quedarnos quietos. Que no podíamos hacer “locuras” como viajar por el mundo o educar fuera del sistema.

—“Ustedes no pueden hacer eso con una niña como ella”—, escuchamos más de una vez.

Pero fue precisamente ella quien nos enseñó a volar.

El miedo se vence con movimiento

Nos dimos cuenta de que el miedo no desaparece esperando.

El miedo se disuelve cuando uno se mueve.

Cuando uno prueba, aunque tiemble.

Cuando uno dice: “¿Y si sí podemos?”

Así que empezamos por lo pequeño: una salida al parque sin tantos peros.

Después: un viaje corto.

Después: otro más largo.

Después: vendimos todo, nos montamos a un avión, y arrancamos una vida sin piloto automático.

Y ahí estaba ella, Guadalupe, riéndose en el avión, saludando en aeropuertos, aprendiendo a decir “hola” en 5 idiomas, robando sonrisas a extraños en cada país.

Lo que Guadalupe nos enseñó

Guadalupe no es una carga.

Es nuestra brújula.

Nos enseñó que el amor no necesita condiciones.

Que los ritmos distintos no son obstáculos, son oportunidades.

Que la inclusión real no se predica, se practica todos los días.

Y nos enseñó también a no limitarnos.

A no dejarnos meter en la caja del “usted no puede porque…”.

Porque sí se puede.

Sí se puede viajar con una hija con Síndrome de Down.

Sí se puede romper el guion.

Sí se puede vivir una vida extraordinaria con lo que otros llaman “una condición”.

¿Y si eso que tanto temes es lo que más te va a hacer crecer?

Nosotros no tenemos todas las respuestas. Solo tenemos una certeza:

Guadalupe no nos frenó. Nos despertó.

Y si vos estás ahí, con un hijo que llegó con un diagnóstico inesperado…

Con una hija que va a otro ritmo…

Con un miedo que te aprieta el pecho…

Déjame decirte esto, de parte de nuestra familia:

No estás solo.

Y tal vez, solo tal vez, ese camino distinto sea justo el que te va a enseñar a volar.

Somos Familias que Vuelan

Con Vicky, Jacobo, Guadalupe y Francisco hemos recorrido más de 22 países. Vivimos educando en movimiento, trabajando remoto, rompiendo etiquetas. Y queremos mostrarle a otras familias que sí hay otra forma de vivir.

Por eso creamos Familias que Vuelan.

Y por eso escribimos el libro.

Y damos asesorías.

Y conferencias.

Y seguimos compartiendo desde la piel, para que cada vez más padres se atrevan a soltar el miedo y abrazar su libertad.

¿Te sentiste identificado con esta historia? Cuéntanos en los comentarios o comparte con alguien que necesite leer esto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× Contacto